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Bienvenido al burdel de las palabras,
dónde las más putas palabras
se desnudan para deleitar tus oidos,
excitar tus sentimientos
y empalmar tus emociones.

sábado, 24 de julio de 2010

¿Te gustaría que alguien llegara a comprenderte?

“-¿Te gustaría que alguien llegara a comprenderte?”
“-Me encantaría.”“-Quizás la gente tenga miedo o te rechace por comprenderte.”
“-Pero al menos moriré tranquilo, a gusto, desahogado…”
-“¿Tranquilo? ¿A gusto? ¿Desahogado?”
-“Afirmativo. Tranquilo, a gusto y desahogado. Tranquilo y a gusto por pensar en que al menos tuve por un instante a alguien que me observaba absorta con cada palabra que fluía de mis labios. Recordaría ese instante por el resto de mi vida. Ciertamente nunca he tenido a alguien que me haya escuchado atentamente hablar sobre lo que soy. Sobre quién soy. Tranquilo porque hasta ahora he sido un recién nacido, y nadie ha calmado mi llanto. Quiero sentir esa sensación, la de que una persona te escucha. O simplemente me oye.”
“-¿Y por qué desahogado?”-“Porque habré llorado tanto que… que sería imposible suicidarme ahogándome con mi propio llanto. Por eso estaré desahogado.”
De nuevo esa mirada misteriosa, esos ojos inmensos que se me clavan en el corazón. No es temor, ni indiferencia. Es interés. Una sensación incomoda recorre mi médula espinal. Interés. Interés por mí. Ahora sí que siento miedo. Temor. Siempre he adivinado lo que piensa la gente tan solo con su mirada, y desde la primera vez que la vi, nunca he sabido ciertamente que es. No, no es humana. Tiene interés hacia mí, por eso no puedes ser humana. Es eso y su sonrisa. Y su mirada, sus ojos ante todo.
“-¿Estás llorando?”“-No… será… será alguna mota de polvo, o el humo de este puto cigarro… creo que tendría que dejar de fumar… y de drogarme, e incluso de beber.”
Ni siquiera había soltado una lágrima, pero lo que llora no son mis ojos. No, no son mis ojos, es mí persona la que llora. Mi subconsciente.
“-No deberías hacerlo.”
“-¿El qué?”
“-Eso de fumar, drogarte e incluso beber. Forma parte de ti. Es algo tuyo. Si lo quitas, no serías tu al completo.”
“-Dejaré de beber y drogarme cuando sea f
eliz. Hasta ahora, bebo y me drogo para olvidar…Eso no forma parte de mí.”
“-¿Olvidar qué?”
Olvidar… ¿qué tengo que olvidar? Esos ojos, lo primero… no… eso es quizás lo que me haya hecho seguir vivo este último año.
Pienso. ¿Olvidar qué? Claro está. Las falsas grandes amistades, las verdaderas mentiras, los dulces venenos que me habéis hecho tomar. Aquellos… amores.
“-Olvidar las falsas grandes amistades, las verdaderas mentiras, los dulces venenos que me habéis hecho tomar. Aquellos amores.”
“-Creo que va siendo hora de irnos.”No… no te separes de mí, estoy bien a tu lado, estoy… ¿feliz? No, no puede ser verdad. Pero, tus grandes ojos, con interés, me miraban… y eso simplemente me complace. No quiero irme ya, no te vayas, no, no te pongas la mochila ni te levantes… Tengo otra cosa que decirte. Una última cosa. Definitivamente, no eres humana, estoy a gusto a tu lado. ¡No! No cojas ya el paquete de tabaco, ni el mechero… ni cierres mi mochila… Te voy a decir una última cosa… ¡Voy a echarle dos cojones y me voy a sincerar!
“-Si, creo que va siendo hora de irnos”
Sigo siendo el mismo cobarde de siempre.

Y ahora, a las 6 de la madrugada un 13
de junio, mi conciencia me cuestiona qué es lo que debo hacer. Sonreír, levantar la cabeza y seguir como siempre has estado. Fuma, drógate, bebe. Olvídate de lo de hoy, olvídate del ayer. Y no planifiques el mañana. Deja que fluya.


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