Vivo en un estado de sueño continuo.

Vivo en un estado de sueño continuo,
un estado de cansancio
a causa del no dormir
y del mucho leer,
buscando quizás esos versos
que tal vez no existan
y debo inventar a toda costa.
Vivo en un estado de sueño continuo
causado por mis ansias del saber,
todo y nada, nada y todo.
Vivo en un estado de sueño continuo,
pensando en aquella niña,
la niña que sonríe cada vez que
la rozo al pasar a su lado,
aquella niña que en su día
no se atrevía a hablar.
Vivo en un estado de sueño continuo,
al querer saber,
cómo escribir esos versos
a aquella niña de negro y gris,
la única capaz de retener mis lágrimas
y convertirlas en sonrisas.
Aquella que regala besos,
y te brinda a cada instante caricias.
Esa niña, que en un tiempo vi lejana,
hoy la veo apoyada sobre mi hombro,
y aún no se cómo decirla te quiero,
con unos pobres veros,
que más que otra cosa,
piden compasión por ser nefastos,
y nunca alcanzar la magnitud
de la belleza de la persona
a la que van dirigidos.
Sinceramente se me nublan las ideas
cuando pienso en escribirte
los versos más bonitos del mundo.
La mente se me disipa a momentos contigo,
instantes preciosos revalorizados
a cada segundo dedicado a ellos.
Y no, realmente no te llegué a besar.
Tu soñabas en ese preciso instante
lo mismo que yo anhelaba en ese momento,
y era callarte, para poder robarte un beso.
Fue un sueño lo que ocurrió, y ni en tres días,
ni en tres meses, aun no hemos despertado.
Por eso digo, y repito,
que vivo en un estado de sueño continuo.