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Bienvenido al burdel de las palabras,
dónde las más putas palabras
se desnudan para deleitar tus oidos,
excitar tus sentimientos
y empalmar tus emociones.

lunes, 11 de abril de 2011

Versos Inconexos

De nuevo ese sentimiento
de vacío, de incomprensión,
de luchar yo solo contra
todo el mundo...

Me vuelvo a esconder
para poder pensar gritando,
no quiero que el mundo
escuche mis quejidos,
simplemente quiero
con mis aullidos
desgarrar todos los tejidos
que envuelven mi corazón.
Lo quiero desenvolver para
poder comprobar qué es
lo que habita en el,
qué es lo que tapona
las aurículas, los ventrículos,
qué especie de congestión es,
lo que no me deja respirar,
lo que no me deja vivir.

Es un sentimiento extraño
ocurrido con la llegada
de la primavera, acompañado
con la distancia de la chica
que tal vez quieras,
agitado y removido
con enormes dosis de alcohol
y de sustancia ilegales,
que son por la sociedad
catalogadas como inmorales.
No quiero ser consciente
de que la quiero más
de lo que afirmo,
y que la necesito más
de lo que pienso.
Me niego a pensar
que hay otros escuchándola,
o que ella escucha a otros.

… …

Al fin vuelo a por ella,
he llegado al estado
en el que los pies ya
no tocan el suelo,
en que las yemas de los dedos
no tocan nada, sino acarician,
mis ojos ya no ven lo real,
según paso construyo
el mundo a mi manera,
a mi imagen y semejanza:
caótico, desordenado, revuelto.

… …

Solamente queda bajar al suelo,
despertar de toda conexión mística.
Vivir lo real, ahorcar las ideas.

Ya no me queda nada de decencia
en estas palabras,
mi poesía, ya no es lo que era,
ahora la noto más que vacía,
con versos inconexos
sin ningún principio ni valía.
Son excrementos expulsados
por la tinta. Pequeñas garrapatas
que manchan el blanco roto del papel,
pequeñas tonterías
que manchan el noble
nombre de la poesía.
No merezco escribir más versos,
no debo, de hecho,
volver a coger un bolígrafo
para no volver a mancillar
el arte.

Por eso me tomo la libre libertad
de decidir, cómo me apetece vivir,
a quién quiero querer,
cómo gastar mi vida.
Quiero ser el dueño
de mi existencia, evitar,
por encima del amor,
todo aquello que me pueda dañar.


… …

No puedo engañar a nadie,
quieras que no,
tu eres la propietaria
y ama de mi vida.



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